Definición
Pieza dramática jocosa de un solo acto protagonizada por personajes de clases populares.
Ejemplo
El Juez de los Divorcios
"Mariana - Aun bien que está ya el señor juez de los divorcios sentado en la silla de su audiencia. Desta vez tengo de quedar dentro o fuera; desta vegada tengo de quedar libre de pedido y alcabala, como el gavilán.
Vejete - Por amor de Dios, Mariana, que no almonedees tanto tu negocio: habla paso, por la pasión que Dios pasó; mira que tienes atronada a toda la vecindad con tus gritos; y, pues tienes delante al señor juez, con menos voces le puedes informar de tu justicia.
Juez - ¿Qué pendencia traéis, buena gente?
Mariana - Señor, ¡divorcio, divorcio, y más divorcio, y otras mil veces divorcio!
Juez - ¿De quién, o por qué, señora?
Mariana - ¿De quién? Deste viejo que está presente.
Juez - ¿Por qué?
Mariana - Porque no puedo sufrir sus impertinencias, ni estar contino atenta a curar todas su enfermedades, que son sin número; y no me criaron a mí mis padres para ser hospitalera ni enfermera. Muy buen dote llevé al poder desta espuerta de huesos, que me tiene consumidos los días de la vida; cuando entré en su poder, me relumbraba la cara como un espejo, y agora la tengo con una vara de frisa encima. Vuesa merced, señor juez, me descase, si no quiere que me ahorque; mire, mire los surcos que tengo por este rostro, de las lágrimas que derramo cada día por verme casada con esta anotomía..."
"Mariana - Aun bien que está ya el señor juez de los divorcios sentado en la silla de su audiencia. Desta vez tengo de quedar dentro o fuera; desta vegada tengo de quedar libre de pedido y alcabala, como el gavilán.
Vejete - Por amor de Dios, Mariana, que no almonedees tanto tu negocio: habla paso, por la pasión que Dios pasó; mira que tienes atronada a toda la vecindad con tus gritos; y, pues tienes delante al señor juez, con menos voces le puedes informar de tu justicia.
Juez - ¿Qué pendencia traéis, buena gente?
Mariana - Señor, ¡divorcio, divorcio, y más divorcio, y otras mil veces divorcio!
Juez - ¿De quién, o por qué, señora?
Mariana - ¿De quién? Deste viejo que está presente.
Juez - ¿Por qué?
Mariana - Porque no puedo sufrir sus impertinencias, ni estar contino atenta a curar todas su enfermedades, que son sin número; y no me criaron a mí mis padres para ser hospitalera ni enfermera. Muy buen dote llevé al poder desta espuerta de huesos, que me tiene consumidos los días de la vida; cuando entré en su poder, me relumbraba la cara como un espejo, y agora la tengo con una vara de frisa encima. Vuesa merced, señor juez, me descase, si no quiere que me ahorque; mire, mire los surcos que tengo por este rostro, de las lágrimas que derramo cada día por verme casada con esta anotomía..."